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  • Foto del escritorCarmen Nevado LLandres

Sorbos de Felicidad


Me despierta la sinfonía de Beethoven… Ese condenado… En cuanto clarea un poco, pide su ración de grano. Conecto la radio, la misma cantinela, otro día más de encierro, así que me concentro en poner en marcha mis huesos oxidados, unos estiramientos más y ya está. El fregadero se ha tragado mis penas diluidas en los restos del café.

Me sonríes desde el portarretrato. Te he hecho caso. He salido del letargo que se había instalado desde tu ausencia. No creas que un afeitado y vestirme de domingo cambia las cosas, la procesión va por dentro. No me mires así, cincuenta años juntos y no pude despedirme de ti.

Llaman al portón. Qué raro… hace siglos que nadie lo hace. Miro por la ventana. Es mi nieto enfundado en los colores de nuestro equipo. Enciende la tele, se instala en el sillón y quitándose la mascarilla me pide una cerveza.

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