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  • Foto del escritorCarmen Nevado LLandres

A la yugular

Me casé con un vampiro que consumió toda mi energía. Dilapidó toda mi fortuna. Hasta se jugó el panteón familiar. Era natural que reaccionara así. No tenía otra alternativa...

Cuando le pedí el divorcio, me convenció para renovar nuestros votos matrimoniales. Lo más asequible hubiese sido mandarlo bien lejos a él solito, pero nos largamos a Las Vegas. Me la volvió a jugar. Se esfumó dejando que diera con mis huesos en una celda al son del Rock de la cárcel.


De vuelta al hogar conyugal, recibí un sobre. Era una demanda de divorcio. Su letrada me mostró unas fotos mías subiditas de tono con un doble de Elvis que yo ni recordaba. Ahora la abogada y él anidan en mi casa.

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